El año pasado aparecía la noticia de un descubrimiento realizado por la investigadora mejicana Ruth Lizzeth Madera Sandoval del IPN (Instituto Politécnico Nacional): había encontrado células FALC (células linfoides asociadas al tejido graso) en carpas comunes, las mismas células que identificó la investigadora japonesa Kazuyo Moro anteriormente en humanos y ratones.
Las células FALC forman parte del mecanismo que controla el proceso inflamatorio mediante la producción de citocinas, proteínas de bajo peso molecular que actúan de mensajeros intercelulares para provocar, dependiendo de la citocina segregada, una acción inflamatoria o antiinflamatoria y por tanto son parte del sistema inmunológico.
Las células FALC mediante las citocinas que segregan actúan contra parásitos y agentes extraños, pudiendo ser también responsables de ciertos tipos de obesidad y diabetes al regular la inflamación del tejido adiposo. También se estudia su relación con enfermedades alérgicas y el asma al poder enviar los mensajeros que “ordenan” a las defensas del cuerpo a atacar.